martes, 16 de octubre de 2012

MARIANO FERREYRA, DIARIO DEL JUICIO: Día 27

Esto es la mafia


16 octubre
Hoy declararon tres gerentes de Ugofe y un director de Metrovías; también el contador de las cooperativas residuales de la Unión Ferroviaria, un trabajador de los talleres de Escalada que concurrió a las vías de la mano de la patota y un militante de la CTD Aníbal Verón que participó de la movilización en apoyo a los tercerizados.


El juicio está firmemente instalado en el terreno de los intereses económicos y políticos que atraviesan el crimen de Mariano. Las declaraciones de los gerentes fueron, en ese sentido, muy valiosas para graficar el desquiciado régimen ferroviario montado por el kirchnerismo a base de subsidios gigantescos. Sin mucho pudor –aunque bastante reticentes, en principio -  terminaron describiendo un cuadro impresionante.



Sin lugar a dudas, Pedraza está en el vértice de las responsabilidades por el asesinato de nuestro compañero y de las heridas que sufrieron Elsa y los demás. Las pruebas se acumulan una tras otra contra el secretario general de la Unión Ferroviaria



Los gerentes



Para octubre del 2010, Eduardo Pereyra y Carlos Forli integraban juntos el comité gerencial de la Ugofe Roca. Joaquín Acuña, director de Metrovías, era también director de Ugofe. José Scacchi, por otra parte, era director gerente general de Ugofe en el San Martín y el Belgrano Sur. Ellos declararon en la audiencia de hoy.



Al momento del asesinato de Mariano, Ugofe estaba integrada por las empresas TBA, Ferrovías y Metrovías y administraba los ramales Roca, San Martín y Belgrano Sur. Cada ramal estaba encabezado por un comité gerencial de tres miembros –uno por empresa. A su vez, estos comités gerenciales reportaban ante un directorio -también tripartito-, cuya presidencia era rotativa.



Los jerarcas de la empresa ratificaron la explicación que dio su gerente de contrataciones en la audiencia anterior, sobre el mecanismo de ´licitación´ (trucho) para el ingreso de las tercerizadas al ferrocarril. Esa ´licitación´ no existía, ya que las empresas eran preseleccionadas a dedo y, finalmente, todas ingresaban al reparto del negocio. Todos los fondos los aportaba el Estado nacional. Sin pudor, los jerarcas empresarios reconocieron que muchas de esas contratistas eran propiedad de los grupos económicos que constituían Ugofe. Es decir, Ugofe no solamente percibía una comisión del 6% de los fondos destinados al mantenimiento del ferrocarril (para octubre de 2010, alcanzaban los $66 millones de pesos mensuales) y los ingresos por boletería y explotación de los locales comerciales y la publicidad en toda la línea: también embolsaban un ´plus´ por la subcontratación de sus propias empresas. Esto, además, al margen del fraude sistemático que practicaban con el descuento compulsivo en los haberes del personal jerárquico y de la ´truchada´ de las horas extras y días laborales que se pasaban como trabajados, que denunció el ex jefe de liquidación de haberes de Ugofe, José Luis García.



Preguntado si había también cooperativas entre las empresas que se subcontrataban para realizar tareas ferroviarias, el gerente ejecutivo Pereyra mencionó rápidamente a ´Unión del Mercosur´. “No conozco cómo estaba integrada, pero estaba relacionada con la Unión Ferroviaria”, afirmó.



Los representates patronales reconocieron que los reclamos de los tercerizados antecedían -y mucho- a la movilización del 20 de octubre de 2010. “No podíamos pasarlos a planta porque eso requería de la autorización de la Secretaría de Transporte”, afirmó Pereyra. “A nosotros no nos afectaba, porque los sueldos los pagaba el Estado”, mintió, porque las empresas-madre se subcontrataban a sí mismas. Aunque dijo desconocer las escalas salariales de convenio y los haberes que percibían los tercerizados, reconoció que “los de los tercerizados debían ser menores, y por eso querían pasar a planta permanente”. Esas tercerizaciones abarcaban tareas convencionadas, como limpieza. Justamente, la ´especialidad´ de la ´cooperativa´ Unión del Mercosur.



Los gerentes, asimismo, terminaron de hundir la mentira urdida por Karina Benemérito (miembro del secretariado nacional de la UF) y el defensor de “El Gallego” Fernández, Alejandro Freeland, acerca de supuestas gestiones de la UF para incorporar a la planta permanente a los tercerizados. “Sabía de los reclamos que tenían, pero no me llegaban a través del sindicato sino por una vía alternativa”, dijo Pereyra. Sus socios dieron testimonio en el mismo sentido.



Pereyra reconoció como legítima un acta suscripta con la Unión Ferroviaria –firmada de puño y letra por José Pedraza- en la que se asienta que los tercerizados “no revisten la condición de empleados ferroviarios” y cuyo cláusula primera consiente justamente que “Ugofe continúa habilitada” para tercerizar labores en el ferrocarril.



Finalmente, los gerentes ejecutivos dejaron en claro que la empresa tenía pleno conocimiento de que el día 20 de octubre, los obreros tercerizados se movilizarían para cortar las vías en Avellaneda. Dieron todos los detalles de las medidas que adoptaron en forma preventiva: formación de un comité de crisis, presentaciones judiciales, notificación a la Secretaría de Transporte, coordinación con la policía… “El comisario Vitali, que era el jefe de seguridad de la empresa, informó que la Policía Federal había comprometido la presencia de 50 efectivos”.



A todos estos testigos se les preguntó si, luego de lo ocurrido el 20 de octubre, los tercerizados habían pasado a planta y por qué motivo. “Sí, supongo que por lo que pasó con Mariano Ferreyra”; “debió haber sido algo político”; “lo de Mariano Ferreyra produjo una reestructuración dentro de la empresa”; “no recuerdo que la empresa haya tomado alguna medida interna después de lo de Mariano Ferreyra”. Los jerarcas patronales dijeron desconocer que la UF tuviera conocimiento de la movilización. Señalaron a Fernández como el representante del sindicato en el Roca y a Armando Matarazzo, en el San Martín. En el vértice del poder del sindicato: José Pedraza.



Unión del Mercosur: la familia es lo primero



El contador Roberto Menón es el administrador de varias empresas residuales; entre ellas, de las cooperativas que formó la Unión Ferroviaria en los años 90, y que dejaron de desarrollar actividad, pero no fueron dadas de baja –la presidencia de varias de ellas, la ocupaba, en una primera etapa, José Pedraza. Menón comenzó prestando servicios como profesional autónomo, pero luego pasó a integrar el plantel del Belgrano Cargas, a donde llegó de la mano de su vicepresidente, Ángel Stafforini. El 99% del paquete accionario del Belgrano Cargas pertenece a la Unión Ferroviaria.



Menón dijo que Stafforini asesoraba a esas cooperativas que él administraba, pero no supo precisar en qué consistía ese asesoramiento.



Finalmente, Menón explicó que su tarea no tenía relación con la ´cooperativa´ Unión del Mercosur. Pero precisó: en la época en la que ésta se formó, compartían oficinas en el edificio de la calle San José 583. Ese inmueble es propiedad de Graciela Coria, esposa de Pedraza.



El directorio de Unión del Mercosur estaba conformado de la siguiente manera: presidente, Raúl Castellano (secretario de medios de comunicación de la UF); vicepresidente, Armando Matarazzo (entonces secretario de finanzas de la UF); secretario, Martín Pelozo; tesorero (atención), Silvia Coria, cuñada de Pedraza. Menón también dijo que dos sobrinos de Pedraza (Maximiliano Pedraza y Mauricio Sorrón) trabajaban en la parte administrativa de Unión del Mercosur.



Pedraza, su entorno familiar y la cúpula de la UF, explotaban a los obreros de la ´cooperativa´. Cobraron en el último semestre de actividad, un contrato por 10 millones de pesos. Una inmundicia.



Otros testimonios



Los últimos dos testimonios de la audiencia fueron de personas que estuvieron presentes en Barracas el 20 de octubre de 2010, pero fueron completamente disímiles.



Uno, Marcelo Hernandorena, obrero de los talleres de Escalada, integró a la patota. El otro, Pablo Chamorro, militante de Quebracho y de la CTD Aníbal Verón, se movilizó en apoyo a los tercerizados.



El testimonio de Hernandorena fue exasperante. Se le pidió que hiciera un relato de aquel día y a duras penas pronunciaba un monosílabo. Hernandorena llegó a la causa porque compartía una flota de teléfonos con Gustavo Alcorcel, uno de los imputados. Justamente, fue a instancias de Alcorcel que se sumó a la patota cuando ya se encontraban en Barracas.



Las descripciones Hernandorena rozaron la insensatez. Su relato fue por momentos incoherente, y se fue hilvanando a través de esforzadas preguntas de la fiscalía. Dijo no haber escuchado nada, salvo el sonido del tren que pasaba y murmullos de voces…



El colmo llegó al final, cuando después de asegurar que no conocía a nadie de los que ocupaban las vías –excepto a Alcorcel y a otra persona-, se lo vio en uno de los videos saludando a Favale al momento de su llegada. La defensora de Alcorcel trató de superar el trance introduciendo que lo saludaba por cortesía… Delirante. El pronóstico judicial de Hernandorena –digamos- es “reservado”.



Chamorro, en cambio, brindó un testimonio sólido. Hizo un pormenorizado relato de la movilización –“desde arriba de las vías nos gritaban ´putos´, ´aguante Pedraza´, ´aguante la lista Verde´, ´aguante la Uocra´ (sic)”- y describió a uno de los tiradores, de características similares a las de Favale. Contabilizó al menos 10 o 12 disparos. Reforzó indirectamente, a su vez, el testimonio de Sotelo, el psicólogo que casualmente pasaba por el lugar y quedó atrapado en la acción.



Chamorro enfrentó con firmeza y serenidad las provocaciones de Freeland, cuya pólvora –de todos modos- está cada vez más mojada.



Las audiencias continúan mañana.

Para comunicarse: potigre@yahoo.com.ar
Luis Antón: 1561076227
Martín Silva: 1569464740


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