sábado, 3 de octubre de 2009

TERRABUSI: Reportaje a un activista

El conflicto de Terrabusi, de más de 40 días de duración, ha hecho alumbrar una nueva camada de activistas. Uno de ellos es Daniel Guzmán y con él charlamos.

PO: ¿Cuál es la situación de la planta al día de la fecha, y cuál es el balance de las asambleas que se realizaron?
DG: La situación de la planta es más que una dictadura, porque el hecho que no se pueda realizar asambleas, que intenten detener a la compañera delegada que quiere realizar una asambleas es una locura; que esté la policía dentro de la planta acompañando a los líderes y a los gerentes para apretar y tratar de que los compañeros trabajen en esas condiciones es una locura. Eso no se ha visto, en todos estos años de democracia no se ha visto. Hoy por hoy podemos decir que es una dictadura concreta. La última asamblea que se hizo fue el día viernes, asamblea general del turno noche, en donde votamos resistir y aguantar y que estén los compañeros afuera, lo que para mí fue un acierto para poder cuidar a los compañeros delegados de la noche que no sean reventados, porque sabemos que el ataque va concretamente al activismo independiente que está expresado en el turno noche y que está garantizando la lucha, que es el alma de estos 40 días de huelga.

PO: ¿Cuántos son los suspendidos y qué razones invoca la patronal para suspenderlos?
DG: Ellos dicen que no hay sanciones disciplinarias sino que son suspensiones “técnicas”, pero en realidad los telegramas de suspensión dicen claramente que son por cuestiones disciplinarias, dicen claramente por haber participado activamente en solidaridad con nosotros, no dicen solidaridad pero dicen “los disturbios del día viernes”. A la mañana hubo unos 30 suspendidos y a la noche otros 15, no sé a la tarde porque se pararon los telegramas por la negociación en curso. No los terminaron de largar creo yo, producto de la negociación que está ahora en estos momentos en el ministerio, que hay que ver cómo se desarrolla.

PO: El viernes 18 hubo, frente a las versiones de un desalojo inminente de la planta, un debate sobre qué hacer. Si los 400 trabajadores debían permanecer en la planta y convocar a una gran movilización de apoyo, o hacer lo que se hizo – a instancias de la CI – que fue dejar solos a los cesanteados en su interior. ¿Cómo evaluás esa decisión?
DG: Para mi, teniendo en cuenta el ataque que hay al activismo del turno noche y que los compañeros que estaban dentro de la planta eran compañeros, principalmente, del turno noche, fue correcto. Logramos preservar al compañero que tiene una causa penal, que hoy por hoy, si se quedaba adentro estaría preso. La asamblea votó eso. A su vez, que los compañeros que estaban afuera garanticen – como lo hicieron – la primera fila de la resistencia afuera. No consideramos que si se quedaban adentro hubiéramos podido doblegar dentro de la planta a la policía. La resistencia que opusimos fue para que el gobierno, tanto nacional como provincial, pague un costo político lo más grande posible, pero no había condiciones dadas para resistir y ganarle a la policía dentro de la planta.

PO: Se ha propuesto, en el seno del activismo un gran acampe a las puertas de la planta, que sirva como centro de agitación y organización. ¿Cómo lo ves?
DG: Me parece lo más coherente, hoy por hoy, para mantener vivo el conflicto. Lo estuvimos charlando con compañeros que venimos charlando cotidianamente, que estamos día a día con el conflicto y lo vamos llevando adelante – a veces con acuerdo y a veces discutiendo – pero que suma un montón para el conflicto, esa posición que trajeron del acampe. Nos parece que es la medida más concreta que vamos a empezar a tomar, ya se ha empezado a discutir. Todavía no se votó, producto de la negociación que están realizando en el ministerio, Tenemos que ver cómo se desarrolla eso, aunque no tenemos muchas expectativas, para ser honesto. Probablemente vamos a discutir arrancar inmediatamente con un acampe, pero que no sea un acampe sólo de las organizaciones, sino que sea centralmente de los despedidos, un campamento más que un acampe; no sé…50 carpas, para que sea un factor de agitación política y demostrar que seguimos en pie en esta pelea.

PO: Hugo Moyano alentó, en su momento, un frente contra Dáer. Hoy van en yunta contra los trabajadores que luchan por su fuente de trabajo y por el reconocimiento de los delegados. ¿Qué reflexión te merece esto?
DG: No me extraña, porque Moyano lo que ve es que si madura una experiencia como la nuestra, de delegados por sector que surgen desde las bases, de compañeros de interna que son combativos, que no transan, que no se venden y que se juegan enteros para tratar de organizar y que los compañeros sean protagonistas de las luchas; que eso es antagónico a sus métodos y a sus intereses. Ellos saben que si maduran experiencias como la nuestra, como la del subte, van a ser un cáncer en la garganta para ellos porque van a empezar a perder el monopolio que ejercen sobre la clase obrera en conjunto. Cuando ellos se sienten en peligro, cuando peligra su poder, no es extraño que se unan para reventar ese cuestionamiento que viene desde las bases, que viene con obreros que deciden en asambleas, que votan y ejecutan lo que se decide y lo que se discute.

PO: Muchos en la fábrica votaron, en su momento, por Néstor Kirchner y, luego, por Cristina Kirchner. ¿Qué balance corresponde hacer?
DG: Eso es así porque todavía no se ha desarrollado en el terreno político una alternativa seria, no existe en los compañeros. Por ejemplo,

muchos de los compañeros que hoy están luchando votaron, hace nada más que tres meses a De Narváez. Cuando uno planteaba “votá a la izquierda que estuvieron siempre con nosotros y que cuando haya un pelea van a estar con nosotros”, los medios de comunicación hicieron que muchos de los compañeros que hoy son de los principales activistas hayan votado a De Narváez. Entonces el problema que existe es que es necesario que exista una alternativa de conjunto, pero política no sindical. Hoy por hoy el odio hacia los Dáer y los Moyano es muy grande, hay un repudio generalizado hacia la burocracia sindical y eso se expresa en la acción. Lo que debemos lograr, y lo que para mi es la tarea de conjunto de la izquierda que se reivindica independiente, es ver cómo lograr que se transforme en una alternativa de conjunto, que sea atractiva para los obreros y que los obreros la tomen. Para mi es la tarea de toda la izquierda, ver cómo logra transformar eso en un instrumento político para que los trabajadores se reverencien en ese sector.

PO: Las páginas de Prensa Obrera están abiertas a todos los trabajadores que quieran expresarse. ¿Vos querés agregar algo más, algo que te haya quedado en el tintero?
DG: Desde ya agradecer un montón la presencia de ustedes ahí. Discutimos cotidianamente con compañeros de ustedes, incluso de la dirección de su partido, que están a entera disposición, ayudan un montón para reflexionar, con la experiencia transmitida, siempre con un gran respeto, eso…agradecemos un montón la presencia de ustedes, agradecemos que estén ahí y, bueno, sabemos que somos parte de la misma clase y que vamos a pelear juntos hasta el final.

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