Pedraza, en el foco
El juicio está ganando cada vez mayor profundidad. De la reconstrucción de los hechos, el debate empieza a internarse en los móviles del ataque que acabó con la vida de Mariano y, por lo tanto, sobre las responsabilidades políticas. Las pruebas se acumulan contra Pedraza, pero también contra los empresarios de Ugofe, contra Antonio Luna y otros funcionarios de la Secretaría de Transporte que no se encuentran hoy en el banquillo de los acusados, pero deberían estarlo. Hoy, un ex gerente de Ugofe denunció parte de la actividad delictiva desarrollada por empresarios, burócratas y funcionarios en la línea Roca. Luego, un obrero ex tercerizado describió la brutal explotación en las contratistas; en especial, habló de las condiciones laborales en “Unión del Mercosur”, la ´cooperativa´ regenteada por la Unión Ferroviaria.
Otros dos compañeros –Dora Martínez, de Quebracho, y Víctor Amarilla, de Convergencia Socialista- volvieron a relatar los hechos. Dora narró el momento de la caída de Elsa, de quien se encontraba a pocos metros. Amarilla, por su parte, dio un testimonio firme; identificó a Favale como uno de los tiradores y afirmó haber visto caer a Mariano simultáneamente con los disparos.
Ya declararon más de treinta testigos presenciales de lo ocurrido en Barracas el 20 de octubre de 2010. Todos ellos describieron en forma categórica el ataque de la patota, los disparos y la complicidad de la policía… Es falso que se haya escuchado “una sola voz”, como dijo hace poco en un reportaje la hija de Pedraza. Fueron múltiples voces: testificaron militantes del Partido Obrero y de otras agrupaciones, obreros ferroviarios, un albañil, un psicólogo, un chofer de micros, un vendedor de sándwiches y hasta un policía que –matices más, matices menos- coincidieron en la descripción de lo sucedido. A esta altura, nadie podría poner en duda de manera sincera lo que pasó en Barracas. Se trató de una planificada y brutal agresión del sindicato ferroviario contra obreros súper explotados que reclamaban por sus derechos y militantes que los acompañaban.
Esa transición en el debate hacia las responsabilidades de Pedraza comenzó la semana pasada, con el testimonio de Omar Merino, que describió la estructura interna de la Unión Ferroviaria.
Hoy, otros dos testigos avanzaron más profundamente en ese sentido.
La mafia
Primero, declaró José Luis García, jefe de Administración de Personal y Liquidación de Haberes de Ugofe entre 2007 y 2009. Expuso la asociación mafiosa que existe entre la empresa y el sindicato para robar de los subsidios estatales y manejar el ferrocarril Roca como un coto cerrado.
La presencia de García fue sorpresiva para las partes, debido a que fue víctima de amenazas por declarar en esta causa.
El ex gerente de Ugofe se presentó espontáneamente en la fiscalía, poco después del crimen de Mariano. “Al enterarme de los hechos, y de que se solicitaba personas que pudieran aportar datos, decidí presentarme por si los elementos que tenía podían servirle a la fiscal o no”. García tuvo que renunciar en forma obligada, ya que había denunciado la retención indebida del 30% de sus haberes durante los dos años. Ese dinero iba a parar directamente a los bolsillos de empresarios y burócratas. “Mi costo laboral para Ferrovías era cero, porque la Secretaría de Transporte enviaba el dinero y a mí me pagaban menos”, dijo. Ferrovías, una de las tres empresas que constituían Ugofe, era su empleador directo.
Por el puesto que ocupaba, García sabía que esa práctica se extendía al 90% del personal. Todos los meses, la Secretaría de Transporte le remitía la tabla de valores que estipulaba los haberes que debía cobrar cada persona.
Al personal jerárquico administrativo, que se encuentra fuera del convenio ferroviario, los descuentos -entre el 25 y el 30% de su salario- se le aplicaban en forma directa. En el caso de los trabajadores ferroviarios bajo convenio, el robo se cometía dibujando horas extras, pasando como trabajados días laborables que el trabajador no percibía y metiendo “ñoquis”. El dinero lo ponía la Secretaría de Transporte y el pago se canalizaba a través de la empresa Belgrano S.A.
“En abril de 2009 inicié un expediente en el Ministerio de planificación denunciando estas irregularidades. Lo hice en forma personal, no denunciando lo de toda la gente”. García también radicó una denuncia en la Justicia por su caso.
El robo era generalizado. García citó también el caso de las indemnizaciones que todos los empleados del Roca recibieron entre 2008 y 2009 por el traspaso de la concesión de Tasselli a Ugofe, que también fueron saqueadas.
García citó varias veces a la tríada conformada por Antonio Luna –ex Subsecretario de Transporte Ferroviario-, Héctor Messineo –gerente de Recursos Humanos de Ugofe- y Juan Carlos Fernández –mano derecha de Pedraza- como la cúpula de esta sociedad. Aclaró, eso sí, que “Fernández, cada vez que llegaba con un pedido o información a la empresa, mencionaba que venía por orden de Pedraza”.
“Con Fernández tuve más contacto porque estaba prácticamente a diario en UFOGE. Era quien manejaba el ingreso de personal y también hablaba con él sobre diferencias en las liquidaciones”.
Sobre los ingresos de personal, explicó que los listados “venían directamente confeccionados por Fernández y Luna. Ese listado lo recibía Messineo y una vez que llegaban, era automático. Había que citar a la gente, enviarlos al preocupacional y, llegada el alta, incorporarlos. El personal se digitaba con nombre y apellido a través del listado. Una vez incorporado, si no tenía experiencia, se buscaba incorporarlo a un lugar donde pudiera adaptarse. Por lo general, ese personal presentado era de muy mala calidad”.
“Todo personal que ingresaba convencionado, no tenia opción de decir ´no me quiero afiliar´ al sindicato. Uno de los puntos era la obligatoriedad de afiliarse. En el momento que completaba la documentación con la solicitud de ingreso, automáticamente debía completar la planilla de afiliación al gremio. Era un documento más que formaba parte del legajo del empleado”.
“En algunos caso, había un dinero que el trabajador debía devolver por haber recibido el favor de ingresar a la empresa”.
García relató que tuvo dos encuentros con Pedraza en su despacho de la Unión Ferroviaria, en la sede de la avenida Independencia. En ambas oportunidades, Pedraza lo convocó a través del gerente Messineo, que fue asesor del sindicato.
“Tuve dos charlas con el señor Pedraza. Me dijo que no podía discutir nada de todo aquello que emanara de la UF. No podía discutir un sueldo mal liquidado, etc”. Acerca de dos ´ñoquis´, “me dijo que eran dos temas que no se podían tocar y donde yo no me tenía que meter. Le voy a decir textualmente lo que me dijo: que no jodiera con el tema de los ingresos”.
García no tenía parte en la liquidación de las contratistas, pero dijo que “había mucha diferencia salarial con un convencionado, aunque desarrollaran las mismas tareas”.
José Negrero
Ariel Pintos era un obrero tercerizado de Confer que realizaba tareas en vía y obra. Cobraba el equivalente a un tercio del salario de un trabajador de planta permanente. Para el 20 de octubre de 2010, había sido despedido junto a otros trabajadores justamente por reclamar el pase a planta. Explicó que recurrían al corte de vías agotadas todas las instancias de negociación en la empresa y los ministerios sin obtener ninguna respuesta.
“Hicimos muchísimas manifestaciones en el hall de constitución y en el Miniserio de Trabajo y el corte de vías era el punto extremo para que nos den bolilla. Ese mismo año, habíamos hecho un corte anterior en Avellaneda. A partir de ahí, se negoció con el Ministerio y la empresa. Fuimos a una serie de reuniones para que nos vuelvan a tomar, pero no se logró. Quisimos hacer una conferencia de prensa en Constitución, pero la patota de la Unión Ferroviaria nos sacó a empujones. En esa patota estaban Pablo Díaz y Favale”. El 20 de octubre, Ariel se movilizó junto a sus compañeros para reclamar su reincorporación. Resultó herido de bala en una pierna.
De su boca se escuchó en la sala una vez más el relato de los hechos. Fue categórico al denunciar a la policía. “Cuando corrimos detrás de la patota, nos topamos con los patrulleros. Les mostré a los policías mi herida y no hicieron nada para detener a los patoteros”.
El testimonio de Ariel fue brillante. Mostró una altura y una autoridad que abrumaron a los abogados defensores. Sus denuncias contra Pedraza fueron lapidarias.
“Los obreros de la cooperativa de Unión del Mercosur eran los que peor estaban”, dijo. Afirmó que sabía “por comentarios” que esa cooperativa pertenecía a Pedraza y su banda.
“Estaban afiliados al sindicato pero no tenían vacaciones, ni aguinaldo y cobraban menos que los de las otras contratistas. Además, eran amenazados por Pablo Diaz y otras personas armadas para que no hicieran reclamos”.
“La manera de pasar a planta permanente era a través del sindicato o pagándole a algún delegado”.
En las escuchas judiciales, se registraron diálogos entre Fernández y Messineo en los cuales el burócrata sindical le ordena al gerente “poner en caja” a los tercerizados. Algunos de esos diálogos se pueden consultar en http://www.plazademayo.com/2012/06/los-expedientes-secretos-mariano-ferreyra/
“Cuando ingresamos a la planta de Ugofe, nos mataron durante los primeros meses”.
Durante la audiencia, mientras Pedraza dormitaba y babeaba en su asiento, los abogados defensores de burócratas y policías pasaron el ridículo varias veces. Tres obreros y un gerente honesto les pasaron por encima. Los abogados y las abogadas querellantes tuvieron una actuación brillante. La sala estuvo repleta de obreros del gremio gráfico organizados por la lista Naranja.
El juicio continuará el próximo lunes.
Para comunicarse: potigre@yahoo.com.ar
Luis Antón: 1561076227
Martín Silva: 1569464740
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