El día
que Favale amagó con chantajear a Pedraza
11
de septiembre
El
testimonio más importante de la jornada fue el del comisario Héctor González,
de Florencio Varela. Apenas preguntado por las generales de la ley, González
reconoció conocer a Favale “porque era barrabrava de Defensa y Justicia”. “Era
un referente, aunque de segunda línea”, abundó más adelante. “Favale concurrí a
las reuniones que teníamos con los jefes de la barra”.
Al
comisario González se le encargó la detención de Favale y lo fue a buscar a la
remisería donde trabajaba pero no lo encontró. Ese mismo día, unas horas antes,
la policía allanó su casa con el mismo resultado. Poco después de la pesquisa,
sonó el teléfono de González. Era Favale, que se encontraba prófugo. La
transcripción del diálogo se leyó en la sala de audiencias.
“Te
están buscando por el problema ese de Capital. Para mí, te tenés que entregar.
Voy yo o va Romero”, le dijo González. Romero es su segundo en el escalafón
policial.
“Ellos
no quieren caer en cana, me quieren engarronar a mí. Primero tengo que arreglar
los beneficios míos”, le contestó Favale. Le dijo que estaba oculto en
Chascomús. “Es al pedo que te diga que no, si yo estuve, yo estuve ahí, pero el
que tiró es el que está escrachado en primer plano (Nota: se refiere a
Sánchez)”, siguió Favale. “Ellos (Nota: los de la Unión Ferroviaria) me quieren
poner un abogado, pero yo digo vamos todos, yo empiezo a contar la plata que me
dan y se quieren matar”.
“Hasta
que no tenga las garantías de que no voy a caer en cana, yo no me voy a
engarronar, me voy a hacer llevar por vos a un canal y voy a decir todo lo que
sé de esos que tienen plata y son grosos, hay políticos. Hay mucha gente arriba
de esto”.
El
diálogo delata un conocimiento bastante mayor entre los interlocutores que los
que el policía parecía dispuesto a reconocer. González dio algunas excusas para
justificar que Favale tuviera su número de teléfono personal.
En
la audiencia también afloró otro dato. El 20 de octubre de 2010, Favale fue
detenido por un control policial cuando se desplazaba desde Florencio Varela
rumbo a Avellaneda en un automóvil. Estaba acompañado por nueve personas en el
mismo auto, motivo por el cual lo demoraron. Favale le explicó al policía que
iban a “un acto en Avellaneda”. Tuvo que ir a buscar un segundo vehículo para
poder seguir viaje. La fuerza de choque de la patota se dirigía a cumplir su
papel en el plan criminal pergeñado por Pedraza y compañía para “aleccionar” a
los tercerizados que reclamaban el pase a planta permanente en el ferrocarril.
Encubridor
Por
la mañana, declaró el comisario Eduardo Catalán, de la comisaria 30 de
Barracas. Hizo penosamente lo posible por cubrir a su subordinado, Garay, que
está siendo juzgado en este juicio.
Catalán
no pudo explicar qué medidas adoptó para verificar que había un herido de bala
entre los manifestantes que –luego de la agresión- se estaban retirando por la
avenida Vélez Sarsfield hacia Corrientes y Callao para denunciar el ataque que
acababan de sufrir. Fue un testimonio particularmente penoso, con respuestas
preparadas y grandes lagunas. El comisario Catalán es un firme candidato a
terminar imputado del mismo modo que su colega Garay.
De la casa a la UF y de la UF a la casa
Además
declararon otros policías. Con el primero de ellos, se produjo una confusión de
identidad y la cosa se asemejó a un paso de comedia sin mayor relieve para la
causa.
Luego,
en una breve declaración, el sargento Fabrizio Vergara relató que le
encomendaron seguir a José Riquelme, ex agente de la Side, actualmente “de
ocupación empleado en Presidencia de la Nación y gestiones privadas” según se
presentó ante el juez Rodríguez en la llamada “causa de las coimas”. El
recorrido fue de su domicilio a la sede la Unión Ferroviaria y luego de regreso
a su domicilio. En la jornada de ayer, la gendarme Redin describió que vio al
menos dos veces a Riquelme ingresar a la sede de la UF en momentos en que
Pedraza se encontraba dentro del edificio. Lo que se dice “un visitante
asiduo”.
Las
“gestiones privadas” de Riquelme de las que Pedraza pretendía hacer usufructo
consistían en sobornar a los jueces de la sala III de la Cámara de Casación con
el objetivo de comprar la libertad de los primeros patoteros detenidos y
mejorar así su propia situación en la investigación.
De
la jornada de hoy surge la postal de burócratas, agentes de la Side,
funcionarios, policías y barrabravas “en el mismo lodo, todos manoseaos”.
Final
Pedraza
no concurrió a la audiencia. Solamente asistieron Favale y González, que se
sentaron a varios asientos de distancia entre uno y otro. El jefe de la Unión
Ferroviaria y su segundo prefirieron pasar el día en la cárcel, a la cual
deberán habituarse, porque allí deberán pasar muchísimos años más.
Sobre
el final de la audiencia, el tribunal decidió dar a conocer su resolución
frente a los pedidos de nulidad presentados por el abogado Freeland contra los
testimonios de los testigos protegidos Benítez y Díaz. La denegatoria del
tribunal a los pedidos del defensor fue contundente, aunque sin costas para el
abogado Freeland. Ambos testimonios pusieron de manifiesto que las órdenes a la
patota provenían de la cúpula de la UF, encabezada por Pedraza y Fernández.
La
sala estuvo llena de docentes que aprovecharon su día para concurrir al juicio.
El
jueves vuelven a declarar testigos presenciales de los hechos.
Paso
a paso.Para comunicarse: potigre@yahoo.com.ar
Luis Antón: 1561076227
Martín Silva: 1569464740
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