Lunes
negro para Pedraza
10 de septiembre
El
golpe más fuerte del día de hoy, Pedraza lo recibió de parte del juzgado que
tiene la causa por “tráfico de influencias”, la que sigue el intento de Pedraza
de coimear a los jueces para salvar su pellejo y el de la patota. A esta causa se
llegó cuando la Jueza Wilma López mandó a escuchar las llamadas telefónicas del
jefe de la Unión Ferroviaria ante la correcta suposición de que la patota había
matado en defensa de un negocio que capitanea el propio Pedraza.
Pedraza
y cuatro cómplices más son los procesados, luego de mucho tiempo de mantener la
causa cajoneada: el intermediario para pagar la coima, agente dela SIDE,
Riquelme, el ex Juez Araoz de La Madrid, el actual vicepresidente del Belgrano
Cargas y contador de la UF, Stafforini y el empleado judicial Luis Escobar.
Todos fueron procesados por “tráfico de influencias”. Los elementos de esa
causa confirman el lugar de instigador de Pedraza y sus esfuerzos por zafar,
tratando de coimear a los jueces que tenían en sus manos resolver la excarcelación
de la patota.
Confirmado: Pedraza
La
audiencia de hoy fue demoledora contra Pedraza y el resto de los imputados.
Declararon cinco policías y además se debatieron otras cuestiones muy
importantes. Los resultados fueron abrumadores.
Los
testimonios de los policías dejaron algunas perlas.
En
primer lugar, el abogado Igounet –defensor de Armando Uño- tenía expectativas
en encontrar un error de procedimiento que le permitiera deslindar de
responsabilidades a su defendido, señalado como uno de los encargados de
retirar las armas del lugar del crimen. Su estrategia apuntaba a demostrar que
su detención había sido producto de una confusión de identidad con la de otra
persona. La expectativa era grande porque la atenuación de la situación de al
menos uno de los acusados hubiese sido la primera buena noticia en mucho tiempo
para Pedraza y los suyos. No fue así. El testimonio del gendarme Javier Kelm
–encargado de las diligencias- despejó toda duda. Fue contundente. Los acusados
y sus abogados acusaron el golpe recibido. Sus rostros reflejaban una bronca
indisimulable. Encima, apenas había transcurrido media mañana y todavía faltaba
correr mucha agua.
La
siguiente testigo, la gendarme Lorena Redin, relató los seguimientos que le
encomendaron realizar sobre Juan José Riquelme y José Pedraza. Riquelme es un
ex agente de inteligencia que actuó como intermediario en el intento de soborno
a los jueces de la sala III de la Cámara de Casación. Redin, en su declaración,
dejó constancia de que se trataba de un asiduo visitante a la sede de la Unión
Ferroviaria. Luego relató que siguió a Pedraza para establecer su domicilio. Lo
siguió desde la sede del sindicato hasta la suntuosa torre El Faro, en Puerto
Madero, donde sería detenido poco después. El abogado Froment la desafió un
poco pero Redin dio muestras de una memoria minuciosa, algo raro entre los
policías que declararon hasta ahora, que en general contestan a cualquier
interrogatorio con muchos “no sé” y “no recuerdo”.
Otro
testimonio valioso fue el de Eduardo Innamorato, que en 2010 dirigía la
Dirección General en Seguridad e Investigación de Medios de Transporte. Si bien
Innamorato no estuvo presente en el lugar de los hechos, aportó muchos
elementos sobre los procedimientos policiales. Además, el comisario Mansilla
–uno de los acusados- que el 20 de octubre debía cumplir el rol de “agente
fiscalizador”, reportaba ante él. Su declaración alcanza y sobra para condenar
a Mansilla.
Innamorato
dejó en claro que Lompizano –desde la DGO- junto a Mansilla y Ferreyra –de la División
Roca de la PFA- eran los responsables por todo el operativo policial, y que los
dos últimos –como los oficiales de mayor jerarquía presentes en el lugar- son
quienes deben responder en última instancia por la actuación policial.
Innamorato siguió el operativo desde su oficina a través de la frecuencia
policial. Dijo que de acuerdo a las modulaciones de Mansilla “no se podía
deducir que estuviera ocurriendo nada grave”. Mientras la patota bajaba del
terraplén y se preparaba para la agresión, Mansilla sostenía que “todo estaba
tranquilo”. Innamorato señaló con conocimiento de causa que “la policía
ferroviaria no puede salir de las vías, pero si hay una incidencia en la zona,
fuera de la vía, está obligada a actuar”.
Su
testimonio fue aún más lejos. Declaró en la causa que era Antonio Luna (el
hombre de La Fraternidad que hasta hace poco ocupaba la subsecretaría de
Transporte Ferroviario) quien arreglaba los adicionales de la policía en el
ferrocarril, nada menos que 3200 agentes por día. Y agregó algunas cuestiones
de importancia: primero, que “el gremio era quien manejaba todos los ingresos
al ferrocarril y por ese motivo no quería que ingresaran los tercerizados”;
luego, que “en los anteriores cortes de vía que llevaron adelante, nunca se
había producido ningún incidente”. “Esta fue la primera vez que la Unión
Ferroviaria se hizo presente en un corte”, afirmó.
Concluida
su declaración, el tribunal dispuso un cuarto intermedio de cuarenta minutos.
En ese intervalo, llegó a la sala la noticia de que José Pedraza, Ángel
Stafforini (vicepresidente del Belgrano Cargas y contador general de la UF), el
ex servicio Riquelme, Octavio Aráoz de Lamadrid y el empleado judicial Luis
Escobar quedaban procesados en la llamada “causa de las coimas”. Un golpe tras
otro, sin respiro.
Por
la tarde, el tribunal le cedió la palabra a la fiscal y a las querellas para
responder a al planteo del abogado Freeland, defensor de Juan Carlos Fernández.
Freeland había pedido la anulación del testimonio brindado por el testigo
protegido Alejandro Benítez dos jornadas atrás. Ese testimonio dejó claro que
las órdenes a la patota partían de la sede de la Unión Ferroviaria, donde se
encontraban reunidos Pedraza Fernández. Los argumentos de Freeland fueron poco
menos que ridículos. Se quejaba de las medidas de seguridad dispuestas por el
tribunal para garantizar la seguridad del testigo. El absurdo no podía ser
mayor: ¿de quién se protegía a Benítez acaso sino de los defendidos por
Freeland?
La
respuesta de la fiscal fue muy dura. Sostuvo que “no existe conexión lógica”
entre el hecho de que el testigo hubiera declarado caracterizado con lentes y
visera y la validez de su testimonio. Solicitó al tribunal la denegatoria del
pedido de Freeland con costas a su cargo. A su turno, las querellas también
vapulearon a Freeland. Finalmente, el defensor Igounet hizo una intervención
desesperada en apoyo a su colega. A esa altura, parecía la moral de los
defensores se derrumbaba. Este –al igual que todos los planteos que se producen
en el debate- son diferidos por el tribunal para el momento de dictar
sentencia. No debería prosperar bajo ningún punto de vista.
La
audiencia culminó con la proyección de las ampliaciones de algunos videos y
fotografías solicitadas por el defensor Freeland. Se ven algunos palos, dos
gomeras y dos o tres caños que Freeland pretende hacer pasar por armas
“tumberas”. Está perdido.
Cada
día que pasa, Pedraza y los suyos se hunden cada vez más. A menos que desde el
poder político se les brinde auxilio, esta gente marcha derecho a una condena.
No tenemos que bajar la guardia.
La
audiencia terminó temprano. Se reanuda mañana a las 10hs.Para comunicarse: potigre@yahoo.com.ar
Luis Antón: 1561076227
Martín Silva: 1569464740
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