El crimen de Mariano Ferreyra no sólo puso orden de captura a una patota sindical capaz de matar. No sólo ha puesto de manifiesto todavía más, si era posible, todos los nexos y complicidades del régimen político con el conjunto de la burocracia sindical -y aún más importante: la dependencia de los sindicatos del Estado y del gobierno. Al mismo tiempo, sacó a luz los mecanismos escandalosos de la tercerización. Empresas fantasma de grandes grupos económicos como Benito Roggio, disfrazados de "pymes", explotan a una vasta categoría de trabajadores con salarios reducidos a la mitad de lo que fijan los convenios de trabajo. Esas "pymes" funcionan como si fueran cooperativas, para encubrir su condición de agencias de la burocracia sindical. Los concesionarios privados de empresas públicas constituyen una mafia con funcionarios del Estado,! gerentes y burócratas. Los Favale fueron reclutados por la burocracia de Pedraza. Un sistema de competencia desleal con otros trabajadores, que debilita la fuerza de resistencia de la clase obrera.
En la marcha del martes 9, la presencia numerosa de compañeros ferroviarios tercerizados marcó el anuncio del comienzo de la rebelión obrera contra la tercerización y contra los que lucran con ella. Los tercerizados despedidos del Roca han conquistado 217 reincorporaciones y un plazo al 20 de diciembre para el pase a planta de todos los tercerizados de ese ferrocarril. Hasta esa fecha, percibirán la categoría inicial del convenio ferroviario. En el ferrocarril San Martín, decenas de compañeros tercerizados se organizan y pasan a la lucha con el mismo objetivo.
Otro tanto empieza a ocurrir en el Sarmiento. Y la llama se prende en Edesur y Edenor, desde abajo, con delegados y movilizaciones. También en un call center de 700 trabajadores, regenteado secretamente por el diario La Nación. Los viejos zorros de la burocracia sindical moyanista, que olfatean la situación, han lanzado un globo demagógico: la ley Piumato-Recalde que andaba en un cajón. Pero esto no se arregla con defectuosos proyectos legislativos, que el gobierno, sin embargo, ya ordenó desautorizar. El camino del triunfo es que tomemos la tarea en nuestras manos. Elegir delegados en todas las tercerizadas, organizarnos, convocar asambleas, reclamar afiliación a los sindicatos de la actividad a partir de representantes propios. Exigir equiparación inmediata y pase a planta, a partir de comisiones obreras que monitoreen la ruptura de contratos y concesiones con el mundo fraudulento de las terc! erizadas. Por la vigencia de convenios únicos por rama que abarquen a todas las tercerizadas. La lucha contra esta superexplotación, que animó a Mariano, debe unir a toda la clase obrera para abatir la flexibilización, el trabajo precario, las pasantías truchas y para recuperar a los sindicatos como organizaciones de lucha y escuelas de conciencia de clase del proletariado de Argentina.
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