Siguiendo a su jefe, Néstor Kirchner, el ministro Boudou arremetió contra los jubilados: “el país no está preparado para pagar el 82% móvil”, repitió.
Pero esa misma tarde, el mismo ministro le “tomó prestado” a la Anses otros 1.200 millones de pesos, a cambio de intereses irrisorios.
A los Kirchner no les falta “preparación” para destinar la caja de los jubilados a la deuda pública, a la General Motors, a los empresarios K y a todo tipo de negociados.
Pero la miseria jubilatoria desborda los juzgados y se ha instalado en el Congreso Nacional.
Existe un proyecto que eleva la jubilación al 82% del salario mínimo y actualiza los haberes según lo establecido por la Corte. No reconoce, sin embargo, que el 82% y la movilidad se paguen de acuerdo al último salario percibido por el trabajador.
Pero incluso con esos límites, ¿será votado por el mismo Parlamento y partidos que vienen liquidando los derechos jubilatorios desde hace décadas?
Varios de sus voceros, como Rodríguez Saá o la senadora de Carrió, Estenssoro, han advertido que “no debería ponerse en riesgo el equilibrio fiscal”.
No se referían, claro está, al pago de la deuda externa o a los subsidios a los capitalistas, sino a los trajinados jubilados.
Pero, ¿cómo asegurar el 82% móvil sin terminar con la política sistemática de rescate al capital?
El kirchnerismo, por su parte, ya advirtió que vetaría la ley.
Entre unos y otros, podrían terminar pariendo, no el 82% móvil, sino una nueva frustración.
No podemos dejar en manos de ellos nuestro reclamo y nuestra lucha.
Marchemos al Congreso a reclamar el 82% móvil, rodeemos con miles de manifestantes cada reunión y cada sesión donde se trate el proyecto.
Coloquemos la cuestión en los sindicatos, para quebrar la indiferencia y el boicot de los Moyano y los Yasky.
La lucha y la rebelión de los jubilados ha “preparado” largamente las condiciones para arrancar el 82% móvil.
Hagámosla valer en las calles, con paros y con una huelga general.
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