Entramos a la plaza!
El intento de monopolizar la Plaza de Mayo –y convertir al 24 de marzo en un acto oficial– fracasó sin atenuantes.
A las cinco de la tarde, una gruesa columna del encuentro “Memoria, Verdad y Justicia”, con más de cuarenta mil compañeros, ingresó por la calle Rivadavia al perímetro de la plaza, que los Kirchner habían querido acaparar. Atrás, quedaron las provocaciones que intentaron armar contra la marcha las patotas oficiales, rodeando la plaza con sus “guardias”.
El “corralito” oficial fracasó por dos razones. Primero, porque la marcha independiente del gobierno fue imponente. Luego, porque numerosos ciudadanos que estaban en la zona de la Plaza comenzaron a aplaudirnos con entusiasmo cuando nos vieron llegar. Advertían el fraude del festival oficial y entendían que ésta era “su” marcha.
Sobre el vallado de Rivadavia, en paralelo al palco estatal, levantamos nuestro palco para denunciar que los genocidas siguen en libertad; que el gobierno kirchnerista paga como nadie la deuda externa que inauguró la dictadura; que la juventud es perseguida por el gatillo fácil de los represores.
Un momento especial del ingreso a la Plaza fue el paso de la columna del Partido Obrero, por su masividad y energía.
En este 24, hicimos el mayor homenaje que podíamos brindar a nuestros compañeros desaparecidos: defender la independencia de los trabajadores y del movimiento popular frente a un gobierno que, en nombre de la “memoria”, sirve a los mismos intereses sociales que financiaron a los genocidas. ¡Viva este gran 24 de Marzo de lucha!
y acá comienza la parte oculta, hasta el final de la nota.
viernes, 26 de marzo de 2010
viernes, 19 de marzo de 2010
CUADRATURA DEL CÍRCULO
Por Jorge Altamira
Proyecto Sur está empeñado en dar la impresión de que quiere pagar la deuda usurera y también de lo contrario. “No venimos a decir que hay que pagar la deuda”, insistió Solanas en una audiencia pública en la que participaron otros bloques del parlamento (Clarín, 10/3). “Pero sólo se debe pagar, agregó, la deuda legítima” – una aclaración que confunde. Es que la deuda argentina es ilegítima por su naturaleza confiscatoria. Es el resultado de un gran pecado original (la dictadura) y de sucesivas refinanciaciones. Las refinanciaciones capitalizan los intereses impagos y añaden otros nuevos. De este modo, la deuda se ha transformado en un contrato usurero. El primer ‘desendeudador’, Menem-Cavallo, que redujo deuda entregando las empresas del estado, llevó al extremo la tendencia a la refinanciación permanente, que explotó en 2001. Los centroizquierdistas no reclaman contra esta ilegitimidad social y de derecho. En su lugar reclaman una investigación que ya fue hecha, por parte del juez Ballesteros, por una presentación del fallecido Alejandro Olmos. Así van pateando el asunto de la deuda mientras pueden. La novedad de la audiencia fue que sirvió, no para denunciar por enésima vez la “deuda ilegítima” (una parte de la deuda), ¡sino para ofrecer un mecanismo para pagarla! De eso se encargó el co-piloto de Solanas, Claudio Lozano.
Según relata Crítica (15/3), los referentes de Proyecto Sur insistieron en un planteo reciente de pagar la deuda en consignación, o sea hacer un depósito cuyo beneficiario cobraría al cabo de la investigación. Es difícil, si no imposible, que tal cosa sea viable no habiendo un proceso judicial. Argentina, en cualquier caso, estaría sacrificando una suma extraordinaria de dinero. El asunto suena a una fantasía.
La novedad real de la audiencia fue otra cosa: la propuesta de Lozano de cómo pagar la deuda. Planteó para ello que el Banco Central que mantiene deudas con los bancos locales (por absorción de pesos, los Lebac y Nobac), entregue el dinero correspondiente, en cada vencimiento, al Tesoro nacional, para que este pague la deuda pública. El Tesoro se convertiría en deudor de los bancos locales y estos en acreedores del Tesoro. Es una suerte de préstamo forzoso. El stock de títulos en poder de los bancos es de 38 mil millones de pesos, que equivalen a 10 mil millones de dólares. El plazo de la deuda con los bancos sería de siete años a una tasa fija de interés. Para hacerla corta: Lozano propone pagar deuda pública contrayendo otra. Como el 60% del mercado argentino está en manos de la banca estatal, tendríamos que el Tesoro se endeudaría, en gran par! te, consigo mismo para pagar a los usureros. Esto ya ocurre con el Pami, la Anses y, hasta cierto punto, con los mismos bancos estatales, donde son depositados los fondos unificados de la administración del Estado. La propuesta de Lozano culminaría el operativo del kirchnerismo de endeudar a jubilados y ahorristas, con títulos en pesos, para pagar a los usureros. Esta transferencia de la deuda de los especuladores internacionales al pueblo, facilitaría al Estado su liquidación por medio de la inflación. ¿Qué tiene esto de progresista? ¿De qué modo esta propuesta cancela la deuda ilegítima? ¡Se la transfiere a los ahorristas de los bancos estatales y privados y fondos públicos depositados en los bancos estatales! Los bancos no operan con dinero propio sino con el de los depositantes.
Esta propuesta implicaría una confiscación del dinero de los ahorristas que depositan en los bancos, pues al cabo de siete años cualquier deuda en pesos valdría menos de la mitad de su valor actual ¿No sería mejor (‘menos traumático’) repudiar la deuda usurera y nacionalizar los bancos sin compensación?
La otra contradicción de la propuesta es no dice quién se hará cargo de la regulación de la moneda una vez que se suprima el mercado monetario formado por los Lebac y Nobac. La alternativa sería establecer un sistema de encajes móviles, sin remuneración, que los bancos deberían dejar en el Banco Central. Proyecto Sur no ha propuesto nada semejante. Pero este sistema correría un riesgo: que Proyecto Sur quiera quedarse con esos encajes para pagar la deuda usurera como ahora lo propone con los Lebac y Nobac. Estamos dando la vuelta en torno a lo mismo. Todo esto suena a un despropósito.
Lozano dice que el Tesoro compraría dólares al Central, con el dinero que el Central le debe a los bancos locales, para pagar la deuda. La operación no tendría, así, efectos inflacionarios, porque el dinero que saldría del Central al Tesoro volvería al Central para comprar dólares. Lo mismo dicen los K para justificar su DNU. Pero la mayor parte de la deuda pública está en pesos, por lo que su pago desataría una mayor inflación. De nuevo, para esquivar el repudio a la deuda usurera, Proyecto Sur elucubra un despropósito.
La idea de pagar la deuda con créditos de la banca local, no es original de Lozano; Cavallo la propuso hace un mes. Lo de Cavallo era más coherente (y por supuesto enormemente dañino), pues no suprimía el mercado monetario de Letras y le pagaba a los bancos la tasa de interés del mercado.
En el mundo financiero internacional circulan una cantidad enorme de propuestas para rescatar al capital de la bancarrota; todas buscan minimizar el costo del rescate para el sistema. El planteo de Proyecto Sur forma parte de esa corriente de propuestas, y tiene las contradicciones insalvables de todas ellas.
Proyecto Sur está empeñado en dar la impresión de que quiere pagar la deuda usurera y también de lo contrario. “No venimos a decir que hay que pagar la deuda”, insistió Solanas en una audiencia pública en la que participaron otros bloques del parlamento (Clarín, 10/3). “Pero sólo se debe pagar, agregó, la deuda legítima” – una aclaración que confunde. Es que la deuda argentina es ilegítima por su naturaleza confiscatoria. Es el resultado de un gran pecado original (la dictadura) y de sucesivas refinanciaciones. Las refinanciaciones capitalizan los intereses impagos y añaden otros nuevos. De este modo, la deuda se ha transformado en un contrato usurero. El primer ‘desendeudador’, Menem-Cavallo, que redujo deuda entregando las empresas del estado, llevó al extremo la tendencia a la refinanciación permanente, que explotó en 2001. Los centroizquierdistas no reclaman contra esta ilegitimidad social y de derecho. En su lugar reclaman una investigación que ya fue hecha, por parte del juez Ballesteros, por una presentación del fallecido Alejandro Olmos. Así van pateando el asunto de la deuda mientras pueden. La novedad de la audiencia fue que sirvió, no para denunciar por enésima vez la “deuda ilegítima” (una parte de la deuda), ¡sino para ofrecer un mecanismo para pagarla! De eso se encargó el co-piloto de Solanas, Claudio Lozano.
Según relata Crítica (15/3), los referentes de Proyecto Sur insistieron en un planteo reciente de pagar la deuda en consignación, o sea hacer un depósito cuyo beneficiario cobraría al cabo de la investigación. Es difícil, si no imposible, que tal cosa sea viable no habiendo un proceso judicial. Argentina, en cualquier caso, estaría sacrificando una suma extraordinaria de dinero. El asunto suena a una fantasía.
La novedad real de la audiencia fue otra cosa: la propuesta de Lozano de cómo pagar la deuda. Planteó para ello que el Banco Central que mantiene deudas con los bancos locales (por absorción de pesos, los Lebac y Nobac), entregue el dinero correspondiente, en cada vencimiento, al Tesoro nacional, para que este pague la deuda pública. El Tesoro se convertiría en deudor de los bancos locales y estos en acreedores del Tesoro. Es una suerte de préstamo forzoso. El stock de títulos en poder de los bancos es de 38 mil millones de pesos, que equivalen a 10 mil millones de dólares. El plazo de la deuda con los bancos sería de siete años a una tasa fija de interés. Para hacerla corta: Lozano propone pagar deuda pública contrayendo otra. Como el 60% del mercado argentino está en manos de la banca estatal, tendríamos que el Tesoro se endeudaría, en gran par! te, consigo mismo para pagar a los usureros. Esto ya ocurre con el Pami, la Anses y, hasta cierto punto, con los mismos bancos estatales, donde son depositados los fondos unificados de la administración del Estado. La propuesta de Lozano culminaría el operativo del kirchnerismo de endeudar a jubilados y ahorristas, con títulos en pesos, para pagar a los usureros. Esta transferencia de la deuda de los especuladores internacionales al pueblo, facilitaría al Estado su liquidación por medio de la inflación. ¿Qué tiene esto de progresista? ¿De qué modo esta propuesta cancela la deuda ilegítima? ¡Se la transfiere a los ahorristas de los bancos estatales y privados y fondos públicos depositados en los bancos estatales! Los bancos no operan con dinero propio sino con el de los depositantes.
Esta propuesta implicaría una confiscación del dinero de los ahorristas que depositan en los bancos, pues al cabo de siete años cualquier deuda en pesos valdría menos de la mitad de su valor actual ¿No sería mejor (‘menos traumático’) repudiar la deuda usurera y nacionalizar los bancos sin compensación?
La otra contradicción de la propuesta es no dice quién se hará cargo de la regulación de la moneda una vez que se suprima el mercado monetario formado por los Lebac y Nobac. La alternativa sería establecer un sistema de encajes móviles, sin remuneración, que los bancos deberían dejar en el Banco Central. Proyecto Sur no ha propuesto nada semejante. Pero este sistema correría un riesgo: que Proyecto Sur quiera quedarse con esos encajes para pagar la deuda usurera como ahora lo propone con los Lebac y Nobac. Estamos dando la vuelta en torno a lo mismo. Todo esto suena a un despropósito.
Lozano dice que el Tesoro compraría dólares al Central, con el dinero que el Central le debe a los bancos locales, para pagar la deuda. La operación no tendría, así, efectos inflacionarios, porque el dinero que saldría del Central al Tesoro volvería al Central para comprar dólares. Lo mismo dicen los K para justificar su DNU. Pero la mayor parte de la deuda pública está en pesos, por lo que su pago desataría una mayor inflación. De nuevo, para esquivar el repudio a la deuda usurera, Proyecto Sur elucubra un despropósito.
La idea de pagar la deuda con créditos de la banca local, no es original de Lozano; Cavallo la propuso hace un mes. Lo de Cavallo era más coherente (y por supuesto enormemente dañino), pues no suprimía el mercado monetario de Letras y le pagaba a los bancos la tasa de interés del mercado.
En el mundo financiero internacional circulan una cantidad enorme de propuestas para rescatar al capital de la bancarrota; todas buscan minimizar el costo del rescate para el sistema. El planteo de Proyecto Sur forma parte de esa corriente de propuestas, y tiene las contradicciones insalvables de todas ellas.
jueves, 4 de marzo de 2010
"¿Y por casa cómo andamos?
El discurso de Cristina y la deuda externa
No es cierto que el gobierno esté pagando “la deuda que contrajeron otros”, como dijo hoy la presidenta. Los Kirchner apoyaron todos los negociados de deuda de Menem, Cavallo y De la Rúa. Pero, además, hicieron su propio “aporte” al hipotecamiento nacional cuando en 2005 le canjearon a los usureros sus bonos desvalorizados por otros indexados.
El discurso –encubridor- de Cristina tuvo un solo objetivo: asegurar que se empeñará a fondo en el pago de esa deuda fraudulenta. Aunque usó la cadena nacional, la presidenta sólo le habló a los banqueros.
Cristina aseguró que, con el atraco a las reservas, salvará al país de la quiebra y del ajuste. Ni una cosa ni la otra: la quiebra del Estado nacional y las provincias supera en varias veces al “fondo” que creó con las reservas. Por eso, su afirmación de que evitará el default a cualquier precio tiene un sentido muy claro: no vacilará en atacar los salarios y gastos sociales para cumplir con el pago de la deuda.
Aunque atacó a sus opositores parlamentarios, el kirchnerismo se encamina a ejecutar, paso a paso, el ajuste que esos opositores le reclaman.
Marcelo Ramal (15 56 90 19 43)
No es cierto que el gobierno esté pagando “la deuda que contrajeron otros”, como dijo hoy la presidenta. Los Kirchner apoyaron todos los negociados de deuda de Menem, Cavallo y De la Rúa. Pero, además, hicieron su propio “aporte” al hipotecamiento nacional cuando en 2005 le canjearon a los usureros sus bonos desvalorizados por otros indexados.
El discurso –encubridor- de Cristina tuvo un solo objetivo: asegurar que se empeñará a fondo en el pago de esa deuda fraudulenta. Aunque usó la cadena nacional, la presidenta sólo le habló a los banqueros.
Cristina aseguró que, con el atraco a las reservas, salvará al país de la quiebra y del ajuste. Ni una cosa ni la otra: la quiebra del Estado nacional y las provincias supera en varias veces al “fondo” que creó con las reservas. Por eso, su afirmación de que evitará el default a cualquier precio tiene un sentido muy claro: no vacilará en atacar los salarios y gastos sociales para cumplir con el pago de la deuda.
Aunque atacó a sus opositores parlamentarios, el kirchnerismo se encamina a ejecutar, paso a paso, el ajuste que esos opositores le reclaman.
Marcelo Ramal (15 56 90 19 43)
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