Los artículos periodísticos y la propaganda oficial se esfuerzan en hacernos creer que Tigre es “un lugar distinto” para vivir. Claro que esta campaña mendaz tiene su razón de ser: la necesidad de darle manija al mercado inmobiliario, explotando el boom de los countries y barrios cerrados.
La realidad es que Tigre es “distinto” para la burguesía, que tiene acceso rápido a capital y propiedades que pagan sumas irrisorias como impuesto inmobiliario, ya que éste se calcula mediante la tasación municipal y no por el valor de mercado de las propiedades.
Este boom inmobiliario ha traído, no podía ser de otra manera, una cantidad enorme de problemas para el conjunto de la población trabajadora de Tigre. Un caso emblemático son las inundaciones en el barrio Las Tunas a partir de la construcción del barrio al costado del frigorífico Rioplatense. Lo más grave, de cualquier manera, es el empeoramiento de los servicios. La población tigrense ha crecido exponencialmente con el consiguiente colapso en el escasísimo servicio de cloacas y en la provisión de agua corriente.
Los vecinos de Rincón comenzaron a organizarse en asamblea barrial, exigiendo que se garantice la provisión de agua, ya que en estos días de calor falta este vital elemento. Las autoridades municipales se comprometieron a dar una respuesta en una reunión a realizarse, en el Club Juventud, el pasado sábado 7/2. Ahí se trasladaron vecinos de Rincón, Benavídez, La Paloma y otros barrios. Grande fue la sorpresa – y la indignación – cuando vieron que la reunión se había transformado, por obra y gracia de los concejales Nardi y Grandoni y de los funcionarios municipales Riquelme y Fernández, entre otros; en un acto plagado de punteros, para... balancear la gestión municipal. Cuando un vecino quiso plantear la cuestión de la falta de agua, lo hicieron callar al grito de “en Tigre tenemos agua, no jodan”. Los funcionarios K se olvidaron rápido de su progresismo y, ante el primer atisbo de organización barrial independiente, recurren a los viejos métodos de los punteros.
Primero fue el intendente Zamora que quiso desviar la movilización contra el tarifazo, esa maniobra no surtió efecto y tuvo que escapar adelantando las vacaciones. Ahora son funcionarios de cuarta y famosos alcahuetes – ayer de Ubieto/Casaretto, hoy de Massa/Zamora – los que se esfuerzan por diluir la lucha vecinal. Aquél fracasó y estos también van a fracasar.
Los vecinos de Rincón tienen que tomar esta experiencia para no animar ninguna expectativa en la municipalidad y sus funcionarios. Deben tomar el ejemplo de la lucha contra el tarifazo y fortalecer las asambleas barriales ya que el problema del agua es de todo Tigre y plantear un plan de lucha que ponga blanco sobre negro quien está con los vecinos, con los usuarios, con los trabajadores y quienes están con las empresas privatizadas y con el negocio inmobiliario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario