Una rebelión contra el aumento de las tarifas de luz se está produciendo a estas horas en el Gran Buenos Aires.
En Tigre se está desenvolviendo una movilización popular que llevó centenares de vecinos a la intendencia de Tigre para reclamar “la derogación final del tarifazo” y que llaman a concentrarse el viernes 23, a las 1900 horas, en Márquez y Panamericana, para marchar hacia la residencia de Olivos y exigir esa derogación.
Fruto de otra movilización, el municipio de Vicente López dictó una medida cautelar que resuelve la suspensión del cobro de la última boleta, por violaciones a la Ley de Defensa del Consumidor.
Contra lo que sostiene el gobierno, los aumentos afectan a una gran parte del pueblo y no a una “ínfima minoría” de consumidores altos. La denuncia de la propia Defensoría del Pueblo reconoce que el aumento “afecta a los hogares de menores recursos”.
La línea del gobierno de afectar los consumos por encima de los 1.000 KWH no resiste el menor análisis desde el momento que existe una enorme cantidad de casos en que los hijos se han ido a vivir con sus padres, duplicando el consumo.
Pero no estamos en presencia de “un” aumento. Ha subido el transporte por cualquier vía, el peaje, la luz y está en preparación el aumento del agua, en el mismo momento en que miles de trabajadores están perdiendo sus empleos o “changas” por la crisis capitalista internacional.
La decisión de impulsar los aumentos proviene del gobierno y obedece a dos causas: juntar las monedas para el pago de la deuda externa y satisfacer el reclamo de las distribuidoras privadas, que exigen vía libre de las tarifas con el pretexto de inversiones que jamás hicieron y jamás harán.
La lucha contra el aumento de tarifas es, por lo tanto, una lucha política contra el pacto del gobierno y los empresarios para descargar la crisis sobre la espalda de los trabajadores. La oposición patronal no ha dicho una palabra, porque está de acuerdo.
Insistimos, no se trata de un aumento circunstancial. Es parte de una agenda de ataque general a los trabajadores.
(En una provincia en la que los terratenientes pagan 12.5 $ por hectárea y por año de inmobiliario rural y en la que la propia tarifa de luz esconde subsidios a las distribuidoras y cooperativas eléctricas por un cuarto de su monto, no es necesario abundar en donde están los recursos para evitar un aumento de tarifas).
Hagamos nuestra la consigna de los vecinos de Tigre: “derogación total del aumento de tarifas de luz”. Exijamos, previo censo bajo control popular, la exención del pago para todo trabajador desocupado y jubilado.
Constituyamos asambleas populares en cada barrio para organizar la movilización por cada uno de los reclamos de la población trabajadora.
PARTIDO OBRERO
Tigre
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