martes, 17 de noviembre de 2009

Kraft: Una vez más, reincorporar a los despedidos es lo primero

La lucha de los obreros de Kraft entró, a partir del triunfo de la lista de los que se opusieron a la firma del acta de la paz social, en una nueva fase. A nadie se le escapa (a la burocracia y a la patronal tampoco) que el triunfo de la Lista 1 es un mandato por no cerrar el conflicto, para luchar por la reincorporación de los despedidos.
En este marco, la patronal decidió tirar del piolín y despidió a los ocho compañeros suspendidos que quedaban. La tan mentada “paz social” (de una sola mano, decíamos en Prensa Obrera) fue abortada por los yankis de Kraft/Foods, mostrando su verdadera cara, la de una paz social sólo destinada a desarmar a los trabajadores y su lucha.
Está más que claro que la respuesta debe ser, hoy más que nunca, “TODOS ADENTRO”.
En las páginas del Semanario Hoy, Ramón Bogado plantea “la necesidad de la elección de delegados por sección, que permitan la unidad de toda la fábrica, y podamos tomar en nuestras manos la lucha”, algo parecido se dice en el periódico del MST. Aquí vemos la unidad de los sojeros funcionando a todo vapor. Abogan, ambos, por la elección de delegados por sección olvidándose de un “pequeño” detalle: La mayoría de los 53 despedidos son miembros del actual Cuerpo de Delegados, que la patronal y Dáer se negaron sistemáticamente a reconocer; el núcleo de los despedidos está conformado por los delegados por sector.
La elección de delegados en esta situación es un acta de defunción de la lucha, es decirles a los delegados despedidos: “Ustedes se quedan afuera, necesitamos gente que los reemplace”. Es tirar la toalla de la pelea por la reincorporación.
Lamentablemente una posición parecida es sostenida por los activistas del PTS y por la actual Comisión Interna. Con matices, sostienen la necesidad de la organización de la fábrica en los mismos términos que Bogado y el MST.
Está más que claro que no se puede dirigir una fábrica de 2700 trabajadores con 11 delegados (de acuerdo con la ley de la dictadura, debería haber por lo menos 27), ya denunciamos esto cuando planteamos una gran campaña – no asumida por la anterior Comisión Interna – por la prorroga del mandato de la Comisión Interna saliente y la suspensión de las elecciones hasta tanto ingresen los despedidos.
A partir de la lucha por la reincorporación de TODOS los despedidos podemos reorganizar la fábrica. Existe un núcleo de activistas que ha mostrado su capacidad de lucha, en ellos debe recostarse la Interna. Cuando ingresen los despedidos se puede organizar la elección del nuevo Cuerpo de Delegados.

• Asambleas de fábrica conjuntas con los despedidos que planteen un plan de lucha por la reincorporación y por las reivindicaciones propias de los trabajadores (¡bono de fin de año!).
• Relancemos (adentro y afuera) el Fondo de Huelga para sostener la lucha de los despedidos



potigre@yahoo.com.ar
Comunicarse: Luis Antón 1557954670

jueves, 5 de noviembre de 2009

Kraft: victoria de la conciencia de clase


Gran parte de los cesantes que se habían acercado a la planta se abrazó con los miembros de la lista ganadora a través de la reja de la puerta al grito de “¡todos adentro!”. De este modo entendieron la victoria de la Lista 1 (Agrupación Desde Abajo, PTS), con 676 votos contra 660 de la Lista 2 (PCR) y 291 de la burocracia del sindicato de la alimentación (STIA). Nuestro partido había apoyado a la Lista 1 a través de una declaración profusamente repartida y saludada en la planta (ver reproducción).

La Lista 1 había rechazado el acta acuerdo del gobierno, la burocracia y la patronal norteamericana, con su cláusula de “paz social” y 123 compañeros en la calle. El acta había establecido que la elección de interna se realizaría bajo el control de la burocracia de Daer, circunscripta a once delegados cuando debían ser 26 (1 cada 100 trabajadores) y con la participación de personal fuera de convenio y extraño a la planta. Otra urna de votantes de la planta, la HQ, que incluía a administrativos fuera de convenio, fue impugnada por las Listas 1 y 2.

A las 19:30 horas, apenas terminado el recuento de votos y firmada el acta de votación en la planta, Javier Hermosilla, de la Lista 1, fue notificado por el gerente de recursos humanos de Kraft de que el jueves 5 asumiría la nueva comisión interna. Ramón Bogado reconoció su derrota y aclaró expresamente que había impugnado las urnas que el sindicato había plantado en su sede central y no reconocería sus resultados.

Los resultados no tienen en cuenta a los 123 compañeros que han sido despedidos, cuya mayoría hubiera votado a la 1.

A las 22 comenzó a develarse la trama del fraude, cuando el Ministerio de Trabajo informó que había ganado la Lista 2 (PCR) por 8 votos: 684 contra 676 de la Lista 1, y que la Lista 3 de la burocracia aumentaba a 434 sufragios. Se trata de las urnas de la sede sindical. Esas urnas habían sido impugnadas, pero la justicia laboral, con el aval del ministerio, las había aceptado. (Esta manipulación es la que se da también en el caso del Suteba La Plata, desconociendo urnas que le
dieron el triunfo a la lista clasista contra la burocracia de la CTA). Al día siguiente, la Secretaría de Trabajo de la provincia suscribía oficialmente esta maniobra. Antes de todo esto, las listas 1 y 2 habían impugnado el padrón electoral de 2.950 votantes porque incluía todos los “ingredientes” luego utilizados en función del fraude. Estas acciones previas de las listas 1 y 2 inviabilizan la maniobra del fraude. No hay espacio ahora para las ‘autocríticas’ que el PCR forzó a Ramón Bogado, luego de que éste hubiera rechazado, inicialmente, el acta de levantamiento del conflicto.

El voto es la expresión de la conciencia de que la firma del acta acuerdo de la “paz social” es incompatible con una dirección dispuesta a luchar por los trabajadores, independiente del Estado y de los patrones. La burocracia había organizado asambleas truchas, con la presencia de líderes y funcionarios del Ministerio de Trabajo –sin contar las vigilantes cámaras de la patronal– para convalidar el acuerdo, que el PCR aceptó sin chistar. El PCR mantuvo obstinadamente la defensa del pacto y organizó la instalación de tres carpas en la puerta de la planta sólo para disimular su capitulación, jamás para organizar una resistencia. El fracaso del festival armado por la CCC horas después de la firma del pacto fue un testimonio del proceso que se vivía en la planta.

La rebelión tuvo su epicentro en el turno noche, donde la Lista 1 tuvo 378 votos (la mitad del total en toda la planta) contra 50 de la Lista 2 y 70 de la burocracia. Pero la Lista 1 obtuvo votaciones en todos los turnos, expresión de una conciencia homogénea. Votaron, dejando afuera a las urnas truchas, 1.638 compañeros, un 63% de un padrón de 2.600, superior a elecciones anteriores de interna.

Detrás de la Lista 2 se encolumnaron la CTA (con la firma de Horacio Meguira), Margarita Stolbizer, Proyecto Sur en pleno (Claudio Lozano, Pino Solanas), el SI (Macaluse), la UCR de la provincia de Buenos Aires, el ARI, el MST y, no podía faltar, la Federación Agraria, con la firma de Eduardo Buzzi.

Un frente que se unificó detrás de una plataforma de contención de un desarrollo clasista en el movimiento obrero. Los “progres” se juntaron con la pequeña burguesía radical con un programa de ‘orden’, apenas disimulado por la denominación “comunista y revolucionaria” de esa opción. Los que, en el conflicto sojero, prometieron la alianza revolucionaria de los obreros y campesinos volvieron a operar en clave contrarrevolucionaria. Ramón Bogado, cuya primera reacción había sido rechazar el acta de la ‘paz social’, se retractó luego de esta posición clasista por una lamentable adhesión a las lealtades partidarias. Tenemos confianza en que sabrá sacar las conclusiones que se imponen.

A estas horas está en debate la convocatoria a una gran asamblea general en la puerta de la planta para denunciar el fraude con el que se intenta birlar la victoria obrera e intimar al reconocimiento de la nueva dirección.

Lo ocurrido en Kraft es una genuina manifestación de conciencia de clase.

Se ha puesto de manifiesto con toda claridad que el movimiento obrero vuelve a atravesar una transición histórica. Es necesaria una política consecuente para llevarla a su término – expulsar a la burocracia pro-patronal y desarrollar una nueva dirección clasista y socialista en los sindicatos.

MARCHA POR EL JUCIO Y CASTIGO A LOS ASESINOS DE MARIANO FERREYRA